Documentación para la novela gráfica Pedra de tartera

Después de releer la novela Pedra de tartera de Maria Barbal buscando pistas que me ayudasen a identificar indumentaria y demás, vi que tenía innumerables lagunas fruto de las películas, cómics e influencias varias que retratan una identidad tan alejada del Pirineo y en concreto del Pallars como la estadounidense, en series y novelas de la que soy tremendamente fan como las obras de Laura Ingalls Wilder o Lucy Maud Montgomery.

Al documentarme me di cuenta que en plena guerra civil española algo que ocurre en el cómic a partir de la página 76, la indumentaria de los refugiados de los pueblos difería una barbaridad con la indumentaria de los refugiados de capital.

Poco sabemos de los años 1910 y menos de la zona del Pallars que es en la que yo me tenía que centrar. Las pocas fotografías que encontramos son posadas y no son costumbristas que es lo que yo necesitaba.

En un principio la propia autora, Maria Barbal me facilitó fotografías familiares y libros de su biblioteca personal. También desde el registro histórico del Pallars me ayudaron terriblemente y les agradezco infinito su ayuda. Museos etnológicos de la zona, fotografías de las localizaciones in situ, etc.

También pedí ayuda a mi amiga bibliotecaria Manoli Romero, que me ha ayudado a pedir documentos incluso a la mismísima biblioteca pública Maria Barbal de Tremp. Su paciencia es infinita y estoy fuertemente agradecida de su entusiasmo y ayuda con este proyecto.

Mi labor como ilustradora implicaba una responsabilidad tremenda que es decidir como son los personajes, las casas, la cubertería, los actos cotidianos y un sinfín de detalles que los autores dan por hecho que cada lector pondrá en su mente los elementos que las frases orientan. Tu en tu cabeza puedes poner que en el Pallars de 1912 que los personajes cenan en una cocina de mármol y muebles de fórmica por ejemplo. Todas esas decisiones hervían en mi cabeza y se acrecentaban a medida que nos acercábamos a la guerra civil española y la memoria histórica.

Esa parte está fuertemente documentada y en futuras entregas una vez impresa la novela gráfica las iré aireando.

En resumen, que como lectores, no tenemos ningún compromiso con la obra. Podemos parar la lectura, podemos no poner imágenes de lo que nos está contando el narrador, porque es de noche y estamos cansados, podemos parar la lectura y retomarla al cabo de unos meses o sentenciarla al olvido. Podemos interpretar la obra como nos parezca aunque no coincida con la visión del autor, etc, etc. Tenemos libertad y la lectura sigue siendo una empresa placentera y vinculada al ocio.

El problema es que en este caso yo no era lectora y el compromiso me venía a no defraudar a los ya lectores de Pedra de tartera desde 1985, a la autora que tenía caras puestas a sus personajes que diferían de las mías y a las exigencias desde editorial para seducir a los jóvenes lectores. Ahí se sumaba la responsabilidad con no defraudar a la historia y los descendientes de los protagonistas anónimos que Pedra de tartera da voz y también a no engañar a los jóvenes lectores con invenciones propias que por pereza cometiese.

Por esta y todas las razones que quieras añadir la rigurosidad me empujó a ser escupulosa con una obra que implica lago más que a Maria Barbal. Es la memoria histórica y dar voz a todos aquellos a los que el silencio era algo conveniente y los que se quejaron fueron deportados, exiliados o en el peor de los casos aniquilados. Me debo a todos ellos. Mi más sentido pésame a los que queden custodios de esta guerra fraticida que fue la guerra civil española.

Esta experiencia de dos años con Pedra de tartera y ahondar en todos sus recovecos ha sido una experiencia inmersiva, un viaje profundo al pasado y una empatía decisiva en la que he tenido que dejar atrás mis emociones y mi devenir de los días por los de los personajes de Maria Barbal, que ahora son un poquito más míos. Al fin y al cabo, estar dos años encima de una obra en concreto te vuelves una entusiasta de la historia que narras, en mi caso con imágenes. No puedes escapar de las garras de la curiosidad de saber más y más cosas. No conformarte con la mera definición, sino ir más allá.

No hay tiempo, tenemos vidas ajetreadas y bulliciosas en las que el silencio y la introspección es un bien que hay que forzarse a buscarle un hueco. Un ratito para leer, unos minutos para visionar un documental, algo más de tiempo para rectificar un boceto, salir antes de casa para pasearte por la biblioteca en busca de nada en concreto y que los destacados te sugieran lecturas acorde con tu proyecto. Para ello hay que poner distancia y buscar los recovecos de tiempo que sí que tenemos. La distancia es huir de tontear con ese aparatejo disuasorio de la creatividad que todos cargamos encima, que nos obliga a la competencia entre nosotros mismos y a la frustración de no llegar. La comparación chupa tiempo que le dedicamos a hacer scroll en el móvil y a no vernos y estudiarnos y cuestionarnos y mejorarnos a nosotros mismos, cosas que hacíamos en los 90. La rabia ralentiza y empeora nuestro trabajo, la tristeza y la desesperación también, pero eso no lo podemos controlar. La envidia y el orgullo si. En este proyecto he sufrido pérdidas y trabajar con duelo es una cosa, pero trabajar con rabia es otra muy distinta.

En mi caso, tengo todas las notificaciones silenciadas y en instagram que solo entro para alojar mi rácano contenido, tengo vetadas cuentas que me distraen. El tiempo extra lo saco de los desvelos que los que pasamos de los 40 y hemos sido padres todos tenemos y en vez de dar vueltas en la cama, me levanto y avanzo en mi trabajo. Al menos tengo la suerte de dormir 6 horas del tirón y a veces 8.

Por eso he encontrado tiempo para documentarme, porque el tiempo es el mismo para todos, pero en mi caso actúo como en los 90. No uso las redes sociales para informarme, utilizo la radio o podcast que en muchas ocasiones tienen programas que puedes escuchar en diferido. No veo series en la televisión, pillo alguna cosa de lo que ven mis hijos mientras tejo, pero recién retomo, hace un año que no me siento en el sofá con mis hijos. Este último año ha sido vivir por y para la ilustración de 649 viñetas de ajetreo final. Realmente pude documentarme el primer año y aplazar las lecturas pendientes para esta segunda fase que ahora comienza que es la promoción del libro.

Sin más aquí descargo la gran mayoría de libros que he utilizado. Iré poniendo alguno que se me haya quedado en el tintero y que por las obras tuve que mudar a nuestra casa del Pallars por un tiempo para evitar que se llenasen de polvo.

Es un libro etnológico que explica tradiciones y maneras de hacer en el Pirineo catalán a finales del siglo XIX y principios del XX.

Una versión paralela a modo de diario a los eventos históricos de Pedra de tartera. He descubierto detalles que se escapan dentro de un relato novelado, pero que a la hora de dibujar necesitaba concretar.

Vivencias relatadas en primera persona de lo que fue la carnicería del general Sagardia en la guerra civil en la comandancia de Sort en el 1938. Y cosas tan banales como el cuidado de las plantas de albahaca 🌿 por parte de las “fascinas” acercándose la “festa major”.

Ha sido como si un abuelito fuera resolviendo todas mis dudas a modo de batallitas.

Me ha gustado mucho la manera de relatar la historia, sin ninguna intención grandilocuente.



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Pedra de tartera cómic